Si tuviera que hacer una
lista de libros relevantes de ajedrez, habría que clasificarlos por niveles de
los lectores, además de edades, idiomas y tiempo para estudiarlos; y aun así
cada división tendría cientos de títulos. Pasa lo mismo con muchas disciplinas
del conocimiento y habilidad humana. Por eso la clave está en el llamado
Estudio Dirigido y en el carácter personal del lector y de algún guía que lo
asesore y lo esté estimulando a realizar el trabajo activo con el libro.
Es notable que los grandes
instructores y entrenadores generalmente no poseen ni los títulos competitivos,
ni los resultados deportivos de sus asesorados, tanto en ajedrez como en otras
disciplinas.
Los binomios famosos de
entrenadores y campeones mundiales de ajedrez lo demuestran claramente y muchas
veces el declive de algunos grandes jugadores coincide con el fallecimiento o
separación de sus entrenadores. Recordar a Furman con Karpov, Koblenz con Tal,
Trifunovic con Parma, Boleslavsky con Petrosian, Weinstein con Bronstein, o
leer las cartas de Capablanca sobre contratar a Eliskases, o la experiencia de
Spassky con Tolush y su asociación con Bondarevsky para luego no contar con él
en su match con Fischer, son solo algunas historias que pueden contarse sobre
el tema.
Algunos “gurus” del
entrenamiento como Dvoretsky, Roshal, Arshak Petrosian, Dohoian, Chuchelov,
Annakov, Ziatdinov, Tukmakov, Panchenko, Kart, Bolbochan, Kostic, Weeramantry,
Raimundo García, Pilnik, Antonio Medina, Francisco J. Perez, Eleazar Jimenez, Alejandro
Meylan, Benito Peréz Esnaola, Petr Romanovsky, Neishtad, Rey Ardid, Manuel
Marquez Sterling, Igor Platonov, solo para mencionar algunos, son para la
mayoría nombres no tan llamativos como los de Carlsen, Caruana, Nakamura, o So;
pero si son muy significativos cuando se trata de explicar la diferencia entre
estudiar con jugadores de renombre que con “menos titulados” entrenadores.
Libros no dedicados al
ajedrez que tratan de temas de como estudiar y como planear el trabajo
intelectual son tan importantes para el desarrollo de un joven ajedrecista como
los grandes textos dedicados al ajedrez. No por nada Dvoretsky y Botvinnik
relacionaban la cultura general con el éxito en ajedrez y prevenía a los
estudiantes de ajedrez ambiciosos a que evitasen ser analfabetos funcionales fuera
del ajedrez.
El estudio de la
civilización y su camino en el ascenso del ser humano es fundamental para un
jugador de ajedrez de todo nivel. Por eso, recalco, no es el libro, ni los
materiales de estudio, sino como se realiza su asimilación, lo decisivo.