El material
armenio – soviético “NZ”, la
"reserva de emergencia" (neprikosnovenni
zapas o NZ, en ruso), tras examinarlo, me hizo hacer cambios
drásticos en el cuaderno de algoritmo jugadores que había anunciado, pues
parece que se basa en las ideas del GM Tigran Vartanovich Petrosian, campeón
mundial de 1963 a 1969, sólo seis años como Capablanca, pero al igual que él,
dejo huella profunda en su nación.
Hay muchos
paralelismos entre Capablanca y Petrosian, pues ambos mueren en edades
similares, ambos perdieron muy pocas partidas en sus largas carreras, y a pesar
de su gran capacidad para la táctica, son considerados como jugadores
posicionales.
Petrosian
inició sus estudios con el entrenador Archil Silovanovich Ebralidze en Georgia,
quien era devoto de Nimzovich y
Capablanca, por lo que los primeros
libros que estudió el futuro campeón mundial eran del gran jugador de Riga, en
la lejana Letonia y el genial cubano. Pero posteriormente, a raíz de estar
inscrito para jugar en unas simultaneas contra el gran maestro Salo Flohr, uno
de los contendientes al campeonato mundial antes de la segunda guerra mundial, dedicó
buenas horas a estudiar las partidas de este sólido maestro, logrando
derrotarlo en esa exhibición, cuando el joven Tigran Vartanovich tenía 13 años.
En el
invierno de 1942, con las penurias de la guerra y la falta de alimentos,
Petrosian perdió a su madre primero y luego a su padre que 58 años mayor que su
hijo, a los 70 años no soportó ese terrible invierno.
La hermana de
su padre, también de edad avanzada, se hizo cargo del pequeño, que sufrió de
mala salud y vio muy afectado su sentido del oído.
Pero volvamos
al ajedrez….
En el
material “NZ” hay un archivo interesante: “Lo que Petrosian aprendió de Salo
Flohr y Spielman” basado en las notas que Ebralidze y Petrosian realizaron en
ocasión del esperado duelo con el GM Flohr, donde Petrosian jugó al estilo
Spielman, con un sacrificio inesperado ante el sólido gran maestro de origen
checo, que lo tomó totalmente por sorpresa, perdiendo esa importante partida
para su joven oponente.
Dos cosas,
una de Nimzovich, la Profilaxis y una de Capablanca, el del “deseo de la
pieza”, influenciaron muchas de sus partidas, así como el continuo cambio de
valor de las piezas, que tomó de sus otros ídolos, el gran jugador austríaco,
Rudolf Spielman, cuyo libro “El arte del Sacrificio” se bebió literalmente
Petrosian, y el excampeón mundial, Lasker y el estudioso de los finales y
primer campeón soviético de Armenia, Kasparian.
En los
archivos “NZ” se detallan los estudios que Tigran Vartanovich hizo de 1946 a
1949 en Ereván con Henrykh Kasparian antes de mudarse a Moscú, y luego una
serie de conferencias que realizó tras ganar el campeonato mundial en 1963
sobre como se preparó con el GM Boleslavsky para el match en que ganó el título
al GM Botvinnik.
Lo curioso es
que muchos de sus
Los Grandes
Maestros bielorrusos Boleslavsky y Semyon Furman tuvieron mucho que ver en la
preparación de Petrosian en el período de 1953 a 1960, pero tras de que Furman
se mudó a Leningrado, llegó a ser asistente de Botvinnik en su match de 1963
contra Petrosian, mientras que Boleslavsky sustituyo a su amigo Furman con uno
de sus discípulos bielorrusos, el gran maestro Suetin. Es curioso, que Furman, gran amigo de
Boleslavsky y Bronstein, trabajo asistiendo a varios campeones mundiales como
Karpov, Botvinnik y a retadores como Bronstein y en cierta forma Petrosian y
Smyslov.
Bronstein,
quien conoció a Petrosian cuando el GM ucraniano compitió en Tiflis en 1942,
fue quien lo acercó a su amigo Boleslavky posteriormente.
Los archivos
“NZ” parecen mucho más interesantes que lo que pensaba, sobre todo por las
ideas que dan para trabajar con personas en situaciones problemáticas de salud,
pues esta claro que Petrosian tuvo momentos muy difíciles y precarios al inicio
de su carrera y los métodos de entrenamiento eran muy especiales por falta de
material bibliográfico y veían como realizar ejercicios “fáciles” para personas
que ni contaban con tiempo y salud adecuados para los entrenamientos rigurosos
como los que se seguían en Moscú y Leningrado, en ambientes muy diferentes a
los de Tiflis y Erevan durante y después de la segunda guerra mundial.